PONENCIAS


LINEAS DE ACTUACION SOBRE UN CORREDOR VIAL DEL GRAN LA PLATA. PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL ANÁLISIS PAISAJÍSTICO DE INFRAESTRUCTURAS VIALES
 
López, María Julieta - Velázquez, Soledad
XXI Jornadas de Jóvenes Investigadores de AUGM UNNE,  
Corrientes, 14 al 16 de octubre de 2013


1. INTRODUCCION. El paisaje en la relación infraestructuras viales, ciudad y ambiente
Como sabemos, es propio de nuestro tiempo el reconocimiento de múltiples y diversos problemas ambientales, que van de la escala global a la local. Estos múltiples problemas se articulan como emergentes de un sistema de desarrollo humano a nivel planetario que nos pone ante problemáticas de tal complejidad que resultan inéditas en la historia del hombre. (García, 2009)
Podemos caracterizar nuestro tiempo por los profundos cambios en el campo de las telecomunicaciones, la expansión del mercado (como ideología) y en la organización social (hábitos de consumo). En correspondencia, siendo la forma del espacio como lo establece Harvey (1997) un símbolo de nuestra cultura, un símbolo del orden social existente, estos cambios de la sociedad modifican los elementos de la naturaleza y proveen de nuevas funciones a los objetos técnicos transformando la organización del espacio y creando nuevas situaciones de equilibrio o desequilibrio que se manifiestan en el sistema de nuestras ciudades.
Dicho lo anterior, en las concentraciones urbanas argentinas las transformaciones producidas en las últimas décadas en la economía y en la sociedad, se pueden circunscribir bajo el denominado modelo de ciudad disperso, englobando parámetros de índoles diversas tales como, privatización de los servicios urbanos, desarrollo del sector inmobiliario ligado a las nuevas formas de consumo y de esparcimiento, aumento de la pobreza y de las desigualdades. (Schapira, 2002; Ravella et al., 2006). En la ciudad dispersa, el urbanismo se estructura en torno a las viviendas de baja densidad, las amplias superficies comerciales, y en las grandes vías de locomoción, mediante transporte privado. Como resultado, la ciudad se convierte en una ciudad para transitar y no para vivir, con un alto coste ambiental ya que refuerza la dependencia de un modelo de movilidad motorizada, pérdida de la multifuncionalidad y alteración de las relaciones sociales.
Indiscutiblemente los problemas de sostenibilidad ambiental, eficiencia funcional y equidad social han sido un problema presente bajo distintas formas a lo largo de todo el proceso de urbanización de nuestro sistema económico. Pero en la etapa contemporánea, la dispersión, especialización y segregación social han acabado poniendo en crisis la noción de ciudad como espacio rico en usos diversos, de vida colectiva, tendiendo a destruir aquello que se entiende por ciudad. Este proceso ha transformado radicalmente la imagen urbana, de ahí la existencia cada vez más creciente de paisajes reducidos a la mínima expresión, paisaje banal, desolado, empobrecido. (Nel-lo; Nogué, 2007)
Es, en este contexto que el concepto paisaje se postula como un instrumento que coadyuva el abordaje de la actual, compleja y conflictiva problemática territorial de manera integrada y multidisciplinaria, primordial para lograr propuestas de intervención o líneas de actuación que contribuyan a la mejora de la calidad espacial urbana. En relación a esto, podríamos listar una cantidad enorme de definiciones, posiciones de autor y escuelas de pensamiento que diferencian esta categoría. Para este trabajo proponemos como punto de referencia a la Convención Española del Paisaje (2000), que lo define “como cualquier parte del territorio, tal y como es percibido por los habitantes, cuyas características visuales y carácter son el resultado de la acción de factores naturales y/o culturales”. En esta definición queda establecido que los paisajes están en constante cambio y que para su comprensión es necesario considerar de forma conjunta todos sus componentes tanto los naturales como los culturales.
Como lo establecen importantes estudios realizados (ver Berque, 1994; Maderuelo, 2005) cada sociedad, en una época dada, ha percibido y creado sus paisajes de manera diferente. En la actualidad, la creciente valoración del paisaje producto de la influencia de actividades intelectuales (artealización, ver Roger, 2007), como la pintura, fotografía, el cine y del aumento en la concientización sobre la problemática ambiental, ha incrementado la revalorización y demanda de espacios de calidad. En efecto es posible asociar al paisaje intereses colectivos sobre la naturaleza y la cultura, y esto posibilita pensarlos de manera conjunta.
En otras palabras, frente al aumento de la valorización social del paisaje tanto urbano como rural, este se ha convertido en un recurso económico, en un factor de calidad de vida y de identidad cultural y razón que explica y ubica en centro de atención, objeto de estudio y análisis. Por consiguiente y en particular, para el abordaje de esta categoría, resulta imprescindible considerar la relación existente entre los paisajes y las infraestructuras, ya que las mismas han contribuido a la conversión de los espacios en territorios, consideradas, en conjunto y respecto a los espacios humanos, el tercer gran factor modificador de los paisajes naturales, tras la agricultura y la urbanización.
Por lo tanto, se pueden realizar o mejorar las infraestructuras si el paisaje es tomado en consideración en las diferentes fases de su concepción, ejecución y gestión. Y para ello se considera, el concepto de integración, que no es nuevo, viene utilizándose desde los primeros planteamientos, pero no siempre con el mismo significado.
La palabra integrar tiene varias acepciones, pero su principal sentido es el de pasar a formar parte de un todo adecuadamente; en relación con el tema aquí tratado, obviamente, cada infraestructura vial en su paisaje. “Ante un hecho como el paisaje, que contiene aspectos objetivos y subjetivos, ¿cómo se establece que un determinado elemento forma parte del mismo, estableciendo con él una relación adecuada? Es preciso recordar los tres componentes del paisaje, el ecológico, el histórico y el social.” (Zoido Naranjo, 2006) Es decir que, la integración consiste en considerar cada infraestructura vial como un elemento que forma parte de los procesos ambientales, que son la base del paisaje, de la ocupación y utilización humana que convierte un espacio geográfico en territorio y de la estructura escénica y visual del paisaje. Considerándose una buena integración aquella que establece, mantiene y consolida las facetas ambientales, espaciales, escénicas y estéticas del paisaje.
En resumen, el paisaje es un hecho cultural, el cual manifiesta el grado de identidad de las intervenciones en el territorio y consecuentemente la relación de la cultura-naturaleza. Por consiguiente, proporciona la mejor información y la más directa e integrada del lugar para el que ha de establecerse criterios de intervención. Pero a pesar de que, el paisaje se constituye en una nueva mirada que nos permite indagar desde una óptica integradora, respondiendo al mejoramiento de la calidad del espacio, existe una visión limitada de su valor como herramienta para abordar la relación entre paisaje e infraestructuras. En correspondencia, se presenta la necesidad de tratar de abordar y diseñar metodologías que posibiliten operacionalizarlo y que permitan reflexionar sobre la relación de las infraestructuras en la transformación del territorio, de la ciudad y del paisaje.
2. EL EJEMPLO DE APLICACIÓN: EL GRAN LA PLATA Y ESQUEMA METODOLOGICO
Como lo establecimos en el apartado anterior creemos que el paisaje constituye una de las dimensiones que coadyuva al mejoramiento de las condiciones ambientales de las ciudades, y es así, como también lo entienden en algunos países europeos como España, Francia e Italia, donde los planes de desarrollo territoriales se han comenzado a centrar en múltiples investigaciones en esta temática, contribuyendo a conservar los recursos paisajísticos, configurar un modelo territorial sostenible e incrementar la calidad de vida ciudadana.
Se muestra que, en nuestro país existe una visión muy acotada de la amplitud e importancia que el tema posee como herramienta para enfrentar el problema actual de desarrollo insustentable de las ciudades. De aquí radica la importancia, de las investigaciones sobre el aspecto global del concepto paisaje profundizando en metodologías que permitan operacionalizarlo. Es en este contexto y continuando con las experiencias internacionales mencionadas que desarrollamos y presentamos mediante este trabajo una posible metodología para el reconocimiento del potencial ambiental-paisajístico de infraestructuras viales, a fin de evaluar y establecer líneas de intervención particularizados según las problemáticas y características que definen un área.
En cuanto a la selección del caso para la aplicación de la metodología, se seleccionó al Gran La Plata (ver, Mapa 1), región que forma parte del Litoral Sur Metropolitano de Buenos Aires y se conforma por los Partidos de La Plata (624.324 hab), Ensenada (56.729 hab) y Berisso (88.470 hab). Geográficamente, se encuentra a 56 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se la puede considerar por una lado, como un exponente de la confluencia de un espacio natural, caracterizado por la influencia del río de La Plata, su geología, ritmo hídrico, paisaje ribereño, climático, fauna y flora, lo que conforman un enclave único. Y por otro, por los procesos histórico-sociales se ha conformado una apropiación particular, donde los ritmos cambiantes de la política socio-económica, productiva, de injerencia multi-cultural, asociado a los procesos de apropiación desde la fundación de la ciudad de La Plata, brindan la posibilidad de encontrarnos con un paisaje cultural significativo. 
Mapa 1. Ubicación a escala Nacional, Provincial de nuestro caso de ejemplificación: El Gran La Plata.

En relación al proceso metodológico, que será desarrollado en los puntos que se continúan, se presenta a modo introductorio un organigrama estructural del mismo (ver, Esquema 1). Este muestra de manera ordenada y sintética las cinco fases estructurales claves que lo componen y de las cuales, las primeras tres: I. Diagnostico; II. Zonas y áreas problemas y III. Inventario de análisis, constituyen una primera etapa que corresponde al: análisis y relevamiento del área de estudio. Mientras que, las dos últimas fases: IV. Participación ciudadana y V. Identificación de líneas de actuación, comprenden la segunda etapa que denominamos propositiva.

Esquema 1. Organigrama estructural del proceso metodológico. Fuente: López, J y Velázquez S, 2012

2.1. ETAPA I: ANALISIS Y RELEVAMIENTO
a) FASE I: El diagnóstico 
Como se aclaro arriba, el territorio se conceptualiza para el trabajo propuesto a partir de las nociones de paisaje y de infraestructura. Paisaje, como las organizaciones naturales y artificiales que combinan espacio y acción e Infraestructura viales, como el factor organizativo de las ciudades, espacio canal, de carácter público, por donde discurren la mayor parte de servicios urbanos y se dan sobre ellas gran parte de los flujos y relaciones entre actividades urbanas. De esta forma, con la intención de estudiar la relación de estos elementos y la interacción entre problemas ambientales y paisajísticos, se desarrolla un encuadre del estudio de manera transdisciplinar, planteándose tres áreas o ejes que engloban distintas aproximaciones al tema: i) Histórico-Cultural, en donde el paisaje es abordado desde el punto de vista de las ciencias del hombre, a partir de definir y explicar la relación hombre-naturaleza; ii) Ecológico-Ambiental, que se centra en los estudios de los componentes de la naturaleza y sus procesos, constituyendo el ámbito de las ciencias ambientales, el hombre constituye una componente más; Y iii) Geográfico-Urbanístico, en donde se hace hincapié sobre la construcción material del mismo.
Al desarrollar estos tres ejes de análisis, resultaron como síntesis los tres mapas correspondientes que se muestran en la Imagen 1.

Imagen 1. Síntesis Hist.-Cultural, Ec.-Ambiental y Geog.-Urbanística. Fuente: López, J y Velázquez S, 2012 
En efecto, se ofrece una mínima síntesis de esta fase, que aún a riesgo de ser simplificadora, resulta útil para enmarcar la temática a abordar en este trabajo. Del diagnóstico se muestra que el Gran La Plata tiene la complejidad de una región metropolitana con las cuestiones ínter jurisdiccionales asociadas a la gestión del ordenamiento territorial y por lo tanto, a la construcción del paisaje y a su valoración como problemática. Siendo la región parte del asentamiento litoral, aloja actividades incompatibles que compiten por el uso de los recursos suelo y agua. Por lo cual, evidencia un territorio, reconocido como frágil a partir de la ocupación de las planicies de inundación en Berisso y Ensenada, con problemas de inundaciones cíclicas, impacto negativo de las actividades industriales y del área de enterramiento de residuos sólidos, que contrastan con los valores intrínsecos a un espacio de ribera.
De esta forma, las condiciones estudiadas del territorio reflejan una precariedad constructiva y emplazamiento fragmentado y negado al ambiente natural. Se manifiesta el grado de desconocimiento por los procesos de los ecosistemas naturales, de cómo estos intervienen en el desarrollo urbano y la falta de conocimiento de cómo el desarrollo de las infraestructuras inciden sobre el territorio, sobre la ciudad, sobre el paisaje. A causa de esto, se asiste a una precariedad en el diseño urbano y el espacio público propuesto para estos entornos, factores que degradan el ambiente y contribuye a la insustentabilidad.
Así se manifiesta que el proceso de desarrollo y crecimiento urbano, ha dejado una región que crece donde no debe, con paisajes heridos. Sacrificando áreas de reserva por intereses privados o individuales, con paisajes a proteger. Una región con fuerte inversión en el sector industrial, dando paso a la incompatibilidad de usos, potenciando asentamientos informales en zona de riesgo, con paisajes degradados, sacrificados. Se asiste totalmente a la contaminación de recursos, con paisajes “invisibles”. Esta región muestra paisajes que dan cuenta de la desconexión entre el hombre y su ambiente. 
b) FASE II: La identificación zonas y áreas problemas
A partir del diagnóstico global, para poder reconocer zonas y áreas problemas con el fin de plantear las posibles soluciones o actuaciones, se desarrolla la fase II, que tratando de abordar problemas ambientales y paisajísticos de manera conjunta se incorpora la teoría de los transectos. Herramienta que se utilizo tanto en la etapa de análisis como para la etapa propositiva. En relación con el principio del transecto, este proviene de teóricos urbanos miembros del Congress of New Urbanism. Su principal referente, Andrés Duany (2002), indica que "el transecto es una ley natural que puede observarse en cualquier lugar". Tiene, sus orígenes en la Valley Section de Patrick Geddes (1915) y en la metodología analítica del padre del ecologismo, Ian McHarg, desarrollada en su libro Design with Nature de 1965.
El transecto es una sección transversal de una ciudad que va desde lo rural hasta lo urbano, en donde se identifican y clasifican zonas-ambientes. Se lo utiliza como base primordial de organización territorial, con el fin de reconocer hacia dónde dirigir las altas intensidades de construcción, mientras se limita la construcción en zonas ambientalmente valiosas y de alto riesgo. Su potencialidad radica en que abarca la gama más completa de tipos de asentamientos, posibilita el análisis de las relaciones que se producen entre zonas urbanas, suburbanas y rurales, y define las características físicas que los diferencian. Subrayamos que, aplicar esta herramienta permite el trabajo simultaneo en corte transversal, facilitando la interpretación de los distintos ambientes que se asientan en determinado territorio, haciendo de esta manera una lectura de múltiples problemáticas y posible aproximación a soluciones, ya que supone conceptualmente un continuo entre sí de los recursos naturales, humanos y los hábitats naturales, rurales, suburbanos y urbanos, asentamientos con diferentes densidades y oportunidades para el encuentro social y la actividad humana.
El transecto manifiesta que no hay infraestructuras inadecuadas en un paisaje, sino que en todo caso, infraestructuras localizadas en los lugares inadecuados. Para poder abordar dicha hipótesis e identificar áreas problemas se desarrollaron los siguientes pasos:
1. Definición y descripción de los valores de las variables para determinar las zonas en base a la teoría de los transectos. (Usos-Ocupación-Vocación).
2. Identificación de las zonas sobre el Gran La Plata.
3. Combinación de los escenarios diagnósticos y las zonas cartografiadas para la selección de las infraestructuras viales a comparar.
4. Identificación de transectos posibles para determinar el área a realizar la propuesta.
En el primer paso, se definieron seis categorías de análisis clasificadas en una escala de gradualidad que va de lo más rural a lo más urbano, en función de las variables principales vocación, el uso de suelo y la ocupación del suelo: Zona 1: NATURAL: Vocación: Tierras de condición silvestre o natural. Ocupación: discontinua, debido a condiciones topográficas, hidrológicas o legales. Uso: Preservación y/o Reserva Natural, recreación y espacio para acampar. Zona 2: RURAL: Vocación: Consiste en tierras de cultivo, agrícolas, pastizales, bosques y humedales. Ocupación: Ocupación dispersa e infraestructura básica. Granjas y espacios libres. Uso: Reserva Natural, Agrícola, recreación y granjas. Zona 3: SEMIURBANA: Vocación: Converge la marginalidad y el barrio privado, aislamiento de la ciudad. Ocupación: baja densidad residencial agrupada de carácter privado o informal. Uso: residencial, barrios cerrados, espacios públicos y de esparcimiento. Zona 4: URBANA: Vocación: tejido urbano denso definido por calles. Ocupación: mixto media densidad. Uso: Residencias, usos comerciales y de servicios limitados. Zona 5: CENTRAL: Vocación: urbana. Ocupación: densificado, medio. Uso: Mixto, residencial, comercial y de servicios, espacios cívicos. Zona 6: NUCLEO: Vocación: urbana, densificación total. Ocupación: densidad alta. Uso: mixto, comercial, de servicios y edificios públicos. Zona E: ESPECIAL: Vocación: funcional especial como aeropuertos, industrias, puertos.
Luego de establecer los valores de cada dimensión y la respectiva clasificación en zonas, se procedió al paso 2, La identificación de las mismas sobre toda la región (Ver, Imagen 2).

Imagen 2. Identificación de las zonas sobre el Gran La Plata. Fuente: López, J y Velázquez S, 2012 

Al tener las zonas identificadas, se desarrollaron los dos últimos pasos para completar la etapa, los cuales se muestra esquemáticamente en la Imagen 3.
En relación al tercer paso, se realiza una combinación de los tres escenarios diagnósticos y las zonas cartografiadas, con el fin de identificar las infraestructuras viales (que serán nuestros transectos) con mayores oportunidades, debilidades, fortalezas y amenazas. Y luego, con los transectos identificados, en este caso tres, se realiza un estudio comparativo entre los mismos considerando las componentes ambientales, sociales y estéticas-perceptivas. Esto nos determina la selección de uno de ellos, sobre el que se sigue el proceso analítico y propositivo.
3. Combinación de los escenarios diagnósticos y las zonas cartografiadas para la selección de las infraestructuras viales a comparar.
4. Identificación de transectos y análisis comparativo.
5. INFRAESTRUCTURA SELECCIONADA 

Imagen 3. Paso 3, 4 y 5 de la fase II. Fuente: López, J y Velázquez S, 2012

Del caso estudiado, los tres transecto tienen una razón de ser, que los diferencia a partir de la génesis de las infraestructuras que los componen. El transecto 1 conformado por la Avenida Domingo Mercante o comúnmente llamada prolongación de la diagonal 74 es claramente desde sus inicios la conexión de la región con el Río, para su disfrute, es decir se manifiesta la relación Hombre – Naturaleza mediante la recreación. Mientras que, el transecto número 2, cumple el rol productivo/administrativo y de conexión región - mundo por la presencia del puerto. Este transecto desde su génesis nos muestra la relación Hombre – Naturaleza mediante el Trabajo, la producción. Por último el transecto 3, producto de una infraestructura sanitaria, que actualmente se asfalto y se convirtió en vía, muestra la relación Hombre – Naturaleza mediante el servicio.
Del análisis comparativo el T1 o la Avenida Domingo Mercante resulto la infraestructura viaria seleccionada para plantear la propuesta de intervención. Esta selección responde al identificar como (ver, Imagen 4) desde la componente social: el potencial el carácter histórico que tiene el lugar como área de recreación/esparcimiento y contacto con el río. Desde la componente ambiental, la importancia de la presencia de los humedales y el impacto negativo por la presencia de pasivos ambientales, como el relleno sanitario y las cavas. Asimismo presenta las interfaces urbana-suburbana-rural-urbana-río, ubicándola en la de mayor variedad y combinación en comparación con los transectos 2 y 3 estudiados. 

 Imagen 4. Croquis y Corte del Transecto 1. Fuente: López, J y Velázquez S, 2012

c) FASE III: El inventario y análisis de emplazamiento:
Seleccionada la infraestructura vial, se comienza a realizar la tercera fase: inventario y análisis de emplazamiento. En el Gráfico 3, se muestra parte del mismo. Esta fase se compone de tres grandes estudios:
1- Relevamiento fotográfico secuencial en donde se analizo de manera detallada los componentes de cada zona que se atravesaba y como era la transición de una zona con otra.
2- Construcción de cartografía donde se incorporan las dimensiones:
·         Llenos y vacíos
·         Calidad de forestación existente.
·         Presencia y calidad de agua.
·         Definición de espacios públicos para recreación según normativa vigente de los municipios.
3- Estudio de capacidad - fragilidad del paisaje.
Finalizado el inventario, se realizo una delimitación del área en donde se plantearan las diversas actuaciones del proyecto de paisaje. Como se puede ver, a medida que se desarrollan las fases se realiza una bajada en escala, que no precisamente significa el olvido de las escalas mayores o contexto global, simplemente el procedimiento metodológico induce a focalizar o ir delimitando de manera más ajustada un área en cuestión.
Imagen 4. Esquema del proceso metodológico. Fuente: López, J y Velázquez S, 2012 

2.2. ETAPA II. PROPOSITIVA
a) FASE IV: Participación social
La propuesta general y las distintas actuaciones nacen en primera instancia a partir del proceso de reflexión sobre el diagnóstico general del Gran La Plata y focal de la infraestructura en cuestión. Estas ideas se reafirman o descartan a partir de la valoración social, contemplada en esta fase. De esta manera, se incorpora la participación ciudadana a partir de tres fuentes: i) medios de comunicación; ii) las plataformas sociales; iii) encuestas realizadas a los lugareños.
De las encuestas realizadas en el lugar y en los tres municipios se evidencia que: El 80% de los entrevistados en los tres municipios identificaba a esta infraestructura vial (la avenida Domingo Mercante o prolongación de la diagonal 74) como la vía que los conectaba con el Río. Del 60% de los que concurrían al lugar provenían del municipio de la plata, siendo el rango de edad de entre 20-30años. Casi más del 90 %, destacaba la preferencia de concurrir al lugar por la tarde y los fines de semanas para el uso recreativo, exposición de motos. La apropiación, identidad y significado se manifiestan en el lugar, en la valoración del paisaje, manifestado en los resultados de las encuestas como así también en las plataformas sociales analizadas. Las actividades que se realizan en el área, se ven inmersa en un ambiente peligroso. La presencia del CEAMSE (planta de residuos urbanos) y las canteras o cavas son dos de los principales focos contaminantes. Se muestra el grado de calidad espacial urbana y paisajística que se ofrece, el cual no responde a las necesidades de los que concurren al lugar.
Asimismo, de esta última fase se identificaron distintos paisajes (Ver, Pol, 2008): Paisajes protegidos: lugares de un alto valor ambiental, altamente codiciados por su unicidad. Su existencia actual se debe al azar o quizá a las dificultades de acceso, que hacen que su explotación sea imposible o muy costosa. Surge de la sustracción del territorio antropizados. Las reservas existen de facto, pero también por decisión administrativa. En nuestro caso podríamos enmarcar en esta categoría a la reserva natural Punta Lara (ley nº 12814/012) y las áreas vacantes de bañado costero aún no reguladas. Paisajes heridos: lugares expoliados, de una diversidad de escala y ubicación. Áreas que padecen o han padecido las consecuencias de actividades antrópicas nocivas para el desarrollo de la diversidad. Algunas en proceso de regeneración y otras en proceso de abandono. En nuestro caso en esta categoría: el relleno sanitario ceamse; áreas cavas; residencia zonas inundables. Paisajes intermedios: áreas residuales, sin un destino preciso. Fragmentos de dimensiones modestas. Este conjunto no pertenece ni al dominio de la sombra ni de la luz. Esta situado en los márgenes; en las orillas de los bosques, a lo largo de las autopistas y en las márgenes de los ríos y arroyos, en los rincones más olvidados de la cultura, allí donde las maquinas no pueden llegar. En nuestro caso: La autopista, el arroyo el Gato.
b) FASE V: Propuesta, líneas de actuación
Para recualificar esta infraestructura vial, hacer realidad el acceso y disfrute del paisaje a las poblaciones que lo demandan y con el fin principal de integrar la infraestructura con el paisaje desde los tres puntos el ambiental, social y estético-perceptivo, se establecen cinco líneas guías estructurales:
i) Valorar, potenciar y mejorar el rol conector región-río de la RP11.
ii) Consolidar el carácter de uso público del borde de la vía.
iii) Gestionar políticas de saneamiento territorial.
iv) Generar ámbitos que fomenten la inversión y el desarrollo de empleo.
v) Crear áreas de valor ambiental, fomentando ámbitos de educación.
De las líneas guías se desprenden, las de actuación o acciones que se focalizan en tres sectores determinados:
El sector 1(en adelante, S1) el camino, que corresponde a la infraestructura vial en todas sus dimensiones y los otros dos sectores, que resultan ser las intersecciones de las zonas del transecto. El segundo (en adelante, S2), llamado “la bajada”, que corresponde a la transición entre las zonas del transecto 3-4. El tercer sector (S3), “el descanso” entre las zonas 3-Especial.
Las medidas propuestas son ilustrativas de un portafolio posible, tienen la generalidad de haber tomado como referencia las lecciones aprendidas de otros países como así también de otras ciudades al interior de nuestro país. Por consiguiente, en la Tabla 1., se muestra una síntesis de las actuaciones más relevantes planteadas para cada sector.
Asimismo, dada la dificultad, los costos socioeconómicos, y los diferentes grados de factibilidad de su implementación, se procedió a la sistematización de dichas medidas temporalmente: corto (hasta 5 años), mediano (entre 5 y 10 años) y largo plazo (más de 10 años). En este sentido, la formulación de las actuaciones fue realizada contemplando etapas de aplicación que atraviesan transversalmente distintos cortes temporales.
Como así también, se las clasifico de acuerdo al carácter de las mismas, según tres criterios: de intervención, tecnológicas y/o regulatorias.


Tabla 2. Matriz de Actuaciones, plazos. Fuente López, Julieta. 2013 

Como resultado de la desagregación analítica antes citada, se realizo una sistematización de las líneas de intervención en una primera matriz de caracterización detallada, que posteriormente dio lugar a la formulación de una segunda matriz Síntesis (ver, Tabla 2) del portafolio de actuaciones lo que facilita la visión integral de la problemática, un enfoque sistémico de la complejidad urbana y una comparación entre corredores de análisis.

Matriz ejemplo. Matriz de líneas de actuación-plazos. Fuente: López, Julieta. 2013 

En fin, estas matrices constituyen así una manera ordenada y estructurada de interpelar a la realidad con la teoría, organizando los hechos de una manera aprehensible. 

3. REFLEXIONES FINALES
Consideramos que, aunque se evidencia la importancia de la dimensión paisajística, existe una visión limitada en nuestro país de su valor como herramienta para abordar la relación entre paisaje e infraestructuras. De esta manera, el diseño y aplicación del proceso metodológico propuesto se convierte en un primer instrumento que posibilita encuadrar el estudio de la interacción de problemas ambientales y paisajísticos de manera transdisciplinar y reflexionar sobre la incidencia que tienen las infraestructuras en la transformación del territorio, de la ciudad y de su paisaje.
La incorporación de la teoría de los transectos hace posible, estudiar e interpretar las relaciones que se establecen entre hombre-naturaleza. Es decir, el continuo entre sí de los recursos naturales, humanos y los hábitats, medio por el cual se relaciona las infraestructuras y el paisaje. Esto se convierte en un marco de referencia que nos hace avanzar sobre el análisis de conceptos y propuestas, que se diferencia de recientes metodologías que enfocan o priorizan una componente del paisaje por sobre las demás, generalmente la componente perceptiva del paisaje o la ecosistémica. De esta forma, el proceso abordado desarrolla un análisis tratando de integrar las tres componentes principales del paisaje: la ambiental, la social y la estética-perceptiva.
Asimismo, la metodología facilita el análisis multi escalar e incorpora la participación ciudadana a partir de entrevistas y plataformas sociales, obteniendo una directa relación con el lugar. Por ende, este proceso metodológico pretende ser una herramienta conceptual tanto para el análisis y la comprensión del territorio, como para la instancia propositiva y la posible replicabilidad de la presente metodología a otras ciudades de la región -con los ajustes pertinentes según las particularidades de cada contexto urbano-, constituye un valioso aporte tendiente a infraestructuras integradas al paisaje desde lo ambiental y social.
Cabe resaltar que, en relación a la matriz construida pretende contribuir a la gestión y planificación sostenible, constituyendo un insumo de permanente actualización para dar cuenta de las transformaciones en las infraestructuras y el paisaje a lo largo del tiempo, detectando así las variables e indicadores determinantes y sus tendencias. De esta manera, creemos que debemos seguir avanzando en metodologías que permitan superar el abordaje tradicional que implica concebir la totalidad urbana en forma general y homogénea, y orientarnos a propuestas de intervención particularizadas según las problemáticas y características que definen cada área urbana, con el objetivo de potenciar la re-valorización de nuestros espacios, a promover el mirar donde no miramos, para poder ver lo que no vemos y con el fin de acercar al hombre con su ambiente de manera consciente. En fin crear y/o recrear miradas que se reconcilien con el territorio. 

4. BIBLIOGRAFÍA
Berque, A (1994). “Paysaje, milieu et histoire” en VV.AA. Cinq propositions pour une theorie du paysage, Trabajos presentados (p. 5-29). Champ Vallon, Mayenne.
Duany, A. (2002). Introduction to the special Issue: The Transect. En Journal of Urban Design, Vol. 7 Nro. 3
García, D. (2009). “Educación ambiental: aportes políticos y pedagógicos en la construcción del campo de la educación ambiental”. Bs As: Jefatura de Gabinete de Ministros. Presidencia de la Nación.
Maderuelo, J (2005). El paisaje. Génesis de un concepto. Madrid: Adaba Editores.
Nel-lo; Nogué, J. (2007). “La construcción social del espacio”. Madrid; Editorial Nueva, S.L
Pol, G, otros. (2008). Proyecto de Paisaje: precisiones previas, desarrollado en el Modelo de gestión del proyecto del Paisaje Costero Ribereño de Quilmes. Buenos Aires.
Ravella, O. (2006). “Rupturas y tendencias en la expansión urbana analizadas desde la movilidad”. En, Revista Estudios del Hábitat Nro. 8. Volumen II. Instituto de Estudios del Hábitat. Argentina: FAU. UNLP
Roger, A. (2007). Breve tratado del paisaje. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, S.L.
Zoido Naranjo, F. (2006). Paisaje e infraestructura. Interacción, sinergias y prioridades de actuación. En Congreso, Paisaje e Infraestructuras. Sevilla: Consejería de Obras Públicas y Vivienda

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